Eres grande Señor, Roca de Salvación,
eres Todopoderoso mi Dios,
y mi fe en ti no tiene límites,
porque día y noche me acompañas,
me guías, me proteges y me salvas del peligro,
por eso hoy acudo a ti, en un momento desesperado,
porque siempre estás ante mí, Faro de Salvación,
para escucharme, mi Dios benevolente,
y darme el consuelo que siempre necesito.
Creo en ti Señor, mi fe es firme,
y te alabo porque me bendices a diario,
protegiéndome con amor de Padre,
dirigiéndome con tu sabiduría,
consolándome en mis desgracias,
nutriéndome con tu amor.
Te adoro con todo mi corazón
y te deseo como mi fin último,
porque tu eres Alfa y Omega,
principio y fin de todas las cosas,
y junto a ti he de regresar al final de mis días.