Gloriosísimo santo y profeta de Dios,
San Elías del Monte Carmelo,
gran Celador de su honra
y Fundador de la Orden de Mara,
desde cuya cumbre la vislumbrasteis
con espíritu profético,
en aquella pequeña nube que subía del mar,
sin mezcla de sus amarguras,
y que subiendo la Montaña santa
descendió en copiosa lluvia
sobre los agostados campos de Israel,
símbolo de las gracias
que María había de derramar por el mundo
con su santo Escapulario.
No permitas, santo mío,
que yo pase necesidad alguna,
y ampárame en los momentos
en que me vea agobiado y compungido,
liberándome de todo mal,
desastres, pobreza y maleficios que me sucedan
por distintos azares de esta vida.
(Exponer el problema y la petición)
Haced, Oh santo padre mío,
que a ejemplo vuestro,
consagre yo toda mi vida a honrar
a la que es nuestra Madre y nuestro consuelo.