Oh! Señor, Jesús,
Nuestro Padre Jesús de Medinaceli,
que durante toda tu santa pasión y muerte
fuiste ridiculizado, calumniado,
detenido torturado y condenado
por el poder político y religioso,
por los mismos a quienes viniste a salvar
con la redención para toda la humanidad:
Padre mío Jesús de Medinaceli,
Jesús Nazareno sufriente,
tu que viviste un calvario de amargura,
no permitas que yo caiga en el mismo suplicio
y procúrame el respeto de mis semejantes,
que no me quiten mis logros
conseguidos con el esfuerzo diario,
que por envidias y malas lenguas
me humillen y degraden,
y mantenme a salvo en mi puesto de trabajo.
Ayúdame siempre, Padre mío,
pero sobre todo
en estos momentos tan difíciles de mi vida,
en los que crisis y escasez de trabajo,
hacen que sea tan complicado
conseguir el sustento diario,
propio y de mi familia.
No me dejes caer en las injusticias
que día a día se comenten,
en las explotaciones laborales,
yo solo quiero trabajar con honradez
por un salario justo y digno,
donde mi esfuerzo sea reconocido
y donde haya alegría y buen ambiente,
sin traiciones ni injusticias.
Hoy te pido, de una manera especial,
que me concedas
(pidase lo que se desea).
Haz que descienda sobre nosotros tu justicia,
fundamentada en el amor,
para que vivamos en concordia,
amor, libertad, respeto y paz.
Buen Padre Jesús de Medinaceli,
cuida de este tu hijo,
y concédeme mi deseo de una vida laboral
justa, amable, dignificante y valorada.
Amén.
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