¡Oh San Isidro
que mi sudor sea ofrenda para ti!
Te ruego que mis esfuerzos
sean recompensados con toda justicia,
que mi hogar,
(o negocio, o forma licita de ganarse la vida)
se llene de tu protección
para recibir de ti la luz.
Tu mejor que nadie
sabes de mis buenas intenciones,
que pongo todo mi interés, mi empeño,
en desarrollar mis labores,
que trabajo con diligencia y honradez,
y te pido ser recompensado de la misma manera,
con benevolencia y justicia.
Buscaré en tu caridad cristiana
la llama que me haga sentir útil a Dios,
a mi familia y mi entorno,
seguro estoy que seré escuchado por ti!
Gracias mi santo benevolente,
por escuchar mi plegaria
y por atender mi súplica.
Amén
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